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Astrología

El universo interior

por Adrián / Los planetas nos aman

Es tan hermoso mirar el cielo, nos fascina tanto, que olvidamos que también llevamos el cielo adentro de nosotros. Silenciarnos, calmar la respiración, son algunas formas de reconocerlo.

 

Cuando nos roza el Venus del cielo, es posible que nos den un beso. Pero también sucede al revés: al alinearnos con nuestro Venus interior podemos atraer el amor y la belleza.

 

También podemos activar el Saturno interno antes de subir una montaña o el Neptuno antes de sentarnos a meditar. Y la montaña será un desafío maravilloso, y la meditación un buen viaje.

 

¿Cómo se hace? No tengo idea. Lo mejor es ir probando lo que imaginamos que está bien. Por ejemplo, imaginar el sistema solar adentro nuestro. Para luego mandar nuestras naves (nuestro Mercurio) de un planeta a otro a ver cómo andan.

                            

El desafío es abrirnos, despegar las etiquetas que nos pusieron (o nos pusimos); disponernos a mirar hacia adentro; contemplar, entregarnos, dejarnos seducir por la visión.

                

Para ordenar las órbitas, podemos tirarnos en el pasto de un parque, recibir reiki o simplemente agradecer. En el interior, como en el espacio, casi todo es vacío. Pero no vacío como "ausencia de" sino vacío como potencialidad. Allí todo puede ser creado.

 

Al captar los recorridos interiores, será más fácil entender la vida como una danza, como una sucesión de ciclos. Todo es cíclico: crear, sostener, liberar la energía de las formas; y volver a empezar. Eso es ser individuos.

 

Conocí a mucha gente (incluso algunos astrólogos) que le teme a ciertos tránsitos. Sin embargo, «los planetas nos aman»: solo intentan amorosamente que revelemos lo que profundamente somos. El problema son nuestras identificaciones, nuestras definiciones...

 

Me gusta pensar que podemos generar los tránsitos desde adentro: aceptar nuevos desafíos, incluir lo negado, destruir los meteoritos del auto boicot y las tormentas solares del ego. Si «como es arriba es abajo», es lo mismo decir que un tránsito de la Luna nos pone sensibles, que plantear que al volvernos sensibles reubicamos nuestra Luna.

 

Tan solo «observando» podemos empezar a dirigir con destreza la orquesta interior; indagar en nuestros propios colores o buscar el silencio entre las palabras (lo real, incluso para los geminianos, es «sin palabras»).

 

En nuestro interior también hay incontables soles. A medida que vamos haciendo zoom, van apareciendo galaxias: galaxias de deseos, galaxias de cosas trabadas, galaxias de cosas no dichas, galaxias de posibilidades. Mirémoslas con el telescopio de la conciencia.

 

La verdad nunca está afuera. El afuera es «maya» (ilusión), una zanahoria que nunca vamos a alcanzar. Solamente desde la quietud podemos descubrir la verdadera dimensión de los planetas en nosotros.

 

Esto es lo que sucede adentro: Mercurio construye los puentes, Saturno nos lleva a lo esencial, la Luna a la pureza de las emociones, Plutón al poder de la transmutación, Júpiter a disfrutar de éste precioso viaje, Marte nos abre el camino, Venus nos abraza, El sol nos ilumina, Urano nos sorprende y Neptuno nos une al amor universal.

 

Hacete la «carta natal» vos mismo. Mirate en el espejo del aire que entra y sale. Abrazá la impermanencia, el equilibrio dinámico taoísta y el goce de hacer las cosas por amor.

 

Convertite en cosmonauta de tu yo esencial, a veces tan desconocido.  El universo interior aparece al silenciar las voces del ego; cuando el vacío es cómodo; cuando activamos la intuición. Solamente hay que saber escuchar. Los planetas interiores suenan y su música es nuestro mapa.

Adri

 

Adrián es astrólogo, artista, terapeuta holístico y maestro de creatividad y arte. Da cursos de astrología. Es el creador de la página: Los planetas nos aman (facebook).

Ilustración de Adrián

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