Durante el acto sexual, específicamente en el orgasmo, despertamos poderosas energías, las mismas con las que fuimos creados. ¿Hacia dónde dirigimos esa energía creadora?

 

Aprendimos una sexualidad mecánica, repleta de programas guiados por una cultura alejada de la conexión interior. Hemos adoptado formas acerca de cómo es y cómo debe ser el sexo, de como nos relacionarnos con los otros, repitiéndolas en modo automático, perdiéndonos del valioso potencial que nos trae la sexualidad en armonía, que es el fluir, el deseo de vivir y dejar vivir, y por sobre todo la posibilidad ilimitada de manifestar la esencia de la vida de todas las formas posibles.

 

El acto sexual nos da la oportunidad de entrar en común-unión con otro, recordándonos que somos parte de un todo, mas hemos elegido experimentarlo en cuerpos separados. En cada encuentro sexual estamos uniendo mucho más que nuestros cuerpos físicos... Estamos relacionándonos tanto a nivel físico, energético, como espiritual, mental y emocional y con ello intercambiando pensamientos, emociones, sensaciones, experiencias pasadas, información áurica, y hasta memorias energéticas de anteriores relaciones que no hemos recapitulado y cerrado.

 

Tomarnos un período de receso sexual es una gran oportunidad para cerrar círculos con relaciones pasadas, conectarnos con nuestros deseos más profundos, revisar sobre la forma en que nos estábamos relacionando con los otros y preguntarnos ¿esta forma de relacionarme nace de mi verdad?

 

Vaciarnos de la información que hemos comprado sobre el sexo y las relaciones de amor, así como las ideas que hemos creado y ya no elegimos porque no corresponden a nuestra esencia. Dedicarnos un tiempo con nosotros mismos y viajar a nuestro corazón, es allí donde nos encontramos con nuestra verdad. Entonces, conectarnos con la forma de la sexualidad que sí vibra en armonía con nosotros, nuestra energía, nuestro ritmo único y perfecto... y si no la hemos conocido aún ¡que bien! podemos  crearla nosotros mismos, tenemos todas las herramientas para hacerlo.

 

Al tomar esta profunda consciencia de nosotros mismos, valorándonos, amándonos tal como somos y reconocernos como manifestación de lo divino, podemos encontrarnos con el otro creando una nueva relación desde esa misma valorización. Cuando elegimos relacionarnos desde los aspectos virtuosos, creamos relaciones que nutren nuestro espíritu y nos permiten evolucionar juntos, acercándonos cada vez más a la esencia que somos, a lo más elevado, el gozo, la plenitud, la dicha!

 

Volver a conectarnos con la esencia sagrada de la sexualidad es manifestarnos como seres creadores en cada instante, elevando nuestras creaciones al corazón. Creando con los otros en coherencia con el corazón. Cada instante es una realidad creada por nosotros mismos. Cada presente es una oportunidad para manifestar nuestro poder creativo ilimitado y crear la realidad que queremos vivir.